Cuando nada parece ser lo correcto

Ya sabía que no iba a ser fácil, que este es un camino que he de recorrer sola. Pero nunca terminas de hacerte a la idea de que los momentos de bajón van a seguir estando ahí, al acecho.

A veces me miro al espejo y veo lo mucho que he cambiado en estos últimos meses. Soy sin duda una persona más libre, independiente. Pero sería un error no reconocer que aún en mí hay algo que no consigo superar del todo: la facilidad con la que me encariño de las personas. 

Hace poco alguien me dijo que los extremos no son buenos. Correcto. Yo ahora mismo me encuentro en un extremo desmedido por querer, por darlo todo, por volver a tener ilusión. Y eso no es bueno para mí, al menos de momento. Pero, ¿cómo se aprende a contener los sentimientos? ¿Cómo controlar ese deseo irrefrenable por dejarse llevar y olvidar lo mucho que has sufrido?

Tengo un problema de carencia afectiva importante. No es culpa de nadie, o puede que sea culpa de todo, empezando por mi. Muchas veces no sé cómo gestionar todas las situaciones nuevas que estoy viviendo, es como si un miedo irracional se apoderara de mí y me hiciera entrar en un bucle de pensamientos negativos que no me dejan ver las cosas de forma un poco más racional.

Siempre suspendí en autocontrol. No sé si es una cuestión de aprendizaje a base de errores o si es algo con lo que se nace. Yo desde luego no nací con esa suerte, así que me tocará aprender a base de palos, porque no veo otra manera.

Como dice Jero Romero en esta canción (que a partir de ahora añadiré a la lista de Mis 15), se ve que tengo un gusto desmedido por medir el por menor, de todas mis opciones siempre elijo la peor...


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